Rusia espera realizar vacunación masiva contra la COVID-19 a principios de otoño
El director del Instituto de Epidemiología y Microbiología Gamaleya afirmó que la vacuna fue probada en los propios científicos del centro y mostró resultados favorables.
La vacunación masiva en Rusia contra el nuevo coronavirus podría comenzar en otoño de 2020. Así lo confirmó Alexánder Gíntsburg, director del Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya, quien agregó que el instituto obtuvo respuestas favorables de una posible vacuna.
En entrevista para la agencia rusa TASS, el especialista indicó, sin embargo, que el proceso puede tomar hasta nueve meses. No obstante, esperan que este tiempo se vea reducido y sea aplicado en escala.
“Esperamos que la vacunación masiva comience a principios de otoño. Pero, por supuesto, al mismo tiempo que toda la población no podrá recibir esta vacuna», dijo.
«Asumiremos que en el mejor de los casos tomará seis meses, siete a nueve meses, el proceso de vacunación y su escala”, señaló Gíntsburg.
El médico ruso detalló anteriormente que los ensayos clínicos de una vacuna contra el coronavirus, desarrollado por los especialistas del centro, podrían comenzar en la primera decena de junio.
En su opinión, será necesario vacunar primero a los trabajadores médicos que se enfrentan directamente con el virus para ayudar a los pacientes. En segundo lugar, a los equipos organizados.
Posible vacuna
Gunzburg informó el pasado 22 de mayo que los científicos del Centro Gamalea se inyectaron la vacuna que están desarrollando. Las pruebas fueron exitosas y no revelaron efectos secundarios.
Según Gunzburg, se detectaron anticuerpos contra el coronavirus en el personal que se aplicó la vacuna en desarrollo, lo cual les permitió inmunizarse de la COVID-19.
«No solo hemos probado los anticuerpos, sino que verificamos la presencia de anticuerpos protectores que neutralizan el virus “, afirmó.
Destacó que “todos los desarrolladores que participaron en la creación de esta vacuna fueron vacunados voluntariamente”. De esta manera, pudieron dar fe “de su seguridad y la responsabilidad que existe en el proceso de desarrollo del medicamento”.
Se encuentran “sanos, alegres y desempeñan plenamente sus funciones tanto en el trabajo como en el hogar”, concluyó.