Suecia no cerró sus actividades y tuvo una fuerte subida en la cantidad de muertos
Suecia fue el país que se destacó por su decisión de mantenerse abierto pese al coronavirus.
Para fines de marzo, casi todos los países en Europa habían cerrado escuelas y negocios, restringido los viajes y ordenado a los ciudadanos quedarse en casa. Pero un país se destacó por su decisión de mantenerse abierto: Suecia.
La respuesta moderada del país al brote del coronavirus ha sido elogiada por algunos políticos estadounidenses, quienes ven a Suecia como un posible modelo para EE.UU. mientras empieza a reabrir.
Sin embargo, aunque Suecia ha evitado los índices devastadores de brotes que sufrieron Italia, España y Gran Bretaña, también ha visto un aumento extraordinario en defunciones, arrojan datos de mortalidad.
En Estocolmo, donde el virus se propagó por las comunidades de migrantes, más del doble de la cifra usual de personas murió el mes pasado.
Por toda Suecia, han muerto casi 30 por ciento más personas durante la epidemia que lo normal en esta época del año, un incremento similar al de EE.UU. y mucho más elevado que los pequeños aumentos vistos en países vecinos.
Aunque Suecia es el país más grande en Escandinavia, todos tienen sistemas de salud pública fuertes y baja desigualdad de salud a través de toda la población.
“No es una comparación muy halagadora para Suecia, que tiene un sistema de salud pública tan excelente”, dijo Andrew Noymer, demógrafo en la Universidad de California, en Irvine. “No hay razón por la que Suecia deba tener peor suerte que Noruega, Dinamarca y Finlandia”.
Los funcionarios suecos decidieron no implementar un cierre nacional. Escuelas, restaurantes, gimnasios y bares permanecieron abiertos, con la imposición de reglas de distanciamiento social, mientras que las reuniones fueron restringidas a 50 personas.
Dos meses después, no ha sido el peor escenario que muchos imaginaron. Las muertes por Covid-19 han golpeado de manera desproporcionada a adultos mayores y a los que están en hogares para ancianos, pero los hospitales no se han visto rebasados.
“Es claro que la mortalidad en Estocolmo ha sido mucho más alta de lo que se esperaría en un año normal”, dijo Martin Kolk, demógrafo en la Universidad de Estocolmo. “Es una diferencia muy grande si seguimos viendo una mortalidad excesiva durante otros seis meses, o si regresará a los niveles normales dentro de unas semanas”.
The New York Times midió el impacto de la pandemia en Suecia al comparar el número total de decesos en meses recientes con el promedio en los últimos años. El total incluye muertes por Covid-19, así como por otras causas, incluyendo personas que no pudieron ser atendidas o que decidieron no buscar tratamiento.
El aumento de defunciones ofrece el retrato más completo de los estragos de la pandemia, señalan los demógrafos. Los funcionarios de salud pública suecos han defendido su estrategia, mientras reconocen que el país no ha logrado proteger a los adultos mayores.
En vez de imponer confinamientos estrictos, los funcionarios de salud pública dijeron que se podía confiar en que los suecos salieran menos y siguieran las directrices sanitarias. Eso resultó ser cierto: en general, los suecos visitaron restaurantes, tiendas minoristas y otros sitios recreativos casi tan poco como los residentes de países vecinos, arrojan las cifras de movilidad de Google.
No obstante, hay motivo para creer que la estrategia de Suecia podría no funcionar tan bien en otros sitios.
La baja densidad total y el alto porcentaje de hogares de un solo integrante de Suecia —factores que comparte con sus vecinos escandinavos— lo distinguen de otros países de Europa Occidental. En Italia, el virus azotó a hogares multigeneracionales, donde se propagó fácilmente.
Y aunque Suecia no es un país particularmente joven comparado con otras naciones de Europa Occidental, tiene una alta expectativa de vida y bajos niveles de las afecciones crónicas que hacen que el virus sea más letal.
Aún sin un cierre total, la economía sueca no ha salido bien librada. Evidencia preliminar muestra que Suecia ha sufrido efectos económicos similares a los de sus vecinos: el Banco Central de Suecia proyecta que el PIB nacional se contraerá entre 7 y 10 por ciento este año, un estimado a la par con el resto de Europa.
“Suecia será juzgada en la línea de meta”, afirmó Noymer. “Pero es un riesgo donde mucho está en juego, y las consecuencias son las vidas de personas”.