Los secretos de la piedra que usaron los vikingos para dominar los mares
Lanzados al océano para conquistar el mundo, los guerreros nórdicos usaban el espato, un mineral que permitía ver el sol aún en días nublados.
Trashumancia, viajes entre distintas regiones e incluso expediciones comerciales, la ambición por dominar el mundo y conocer nuevas tierras. Muchos han sido los motivos que han empujado a los vikingos a lanzarse a los mares en busca de «algo» más allá del horizonte.
Durante miles de años los aguerridos amos de lo que hoy es Noruega, Suecia, Dinamarca y Finlandia fueron los dueños del Atlántico Norte y sus habilidades en los mares embravecidos de esas regiones del planeta aún hoy resultan asombrosas. Cómo viajaban y cómo se orientaban con la seguridad para llegar a poner en riesgo sus vidas es una de las cosas que la ciencia aún hoy se pregunta, y más cuando no hay evidencias de que esos pueblos bárbaros hayan hecho uso de brújulas para navegar.
En los últimos años, la popular serie de de televisión «Vikings» y su protagonista, Ragnar Lothbrok, abrieron un poco más al mundo el sistema que habrían usado los guerreros del mar para salir a la aventura conquistadora, entrados ya en los años 600 después de Cristo. Y en uno de los primeros capítulos de la primera temporada, se ve al líder vikingo explicando a los suyos su confianza en una simple piedra transparente, con la que podrían cruzar el Atlántico Norte hasta llegar hasta lo que hoy sería el Reino Unido. Pero qué ocurriría los días nublados cuando el sol no se vería para seguirlo. La piedra tenía la respuesta.
Esas escenas tienen, sin embargo, un basamento científico. En 1967, el arqueólogo danés Thorhild Ramskou fue el primero que sugirió que lo hacían mediante el uso de “piedras solares”, minerales que polarizan la luz del sol y que con otros instrumentos permitirían ubicarse. En aquel momento pocos fueron los que creyeron en esta hipótesis, pese a que estos cristales se mencionan en diferentes textos medievales. De todos esos minerales, el más conocido es el espato de Islandia.
Pero en 2005, 2011 y 2016 se publicaron diferentes artículos que apoyaban esta teoría. Hace tres años, un nuevo estudio aportó más evidencia. Una investigación realizada por el experto Gabor Horvath, de la Universidad Eötvös Loránd, en Budapest, señala a los materiales birrefringentes como posibles “piedras solares”. Esos minerales pueden dividir la luz en dos.
Cada haz varía dependiendo del ángulo y de la polarización de la fuente de luz. En el artículo publicado en Proceedings of the Royal Society A, Horvath señala que no es «sólo mirar por la piedra y saber dónde está el sol”, se necesita experiencia y calibración. Y por supuesto coraje para zarpar con rumbo incierto. Pero sí, todos estos minerales demostraron ser capaces de ayudar a determinar la posición del sol tal y como habrían hecho los vikingos.
En un interesante hilo de Twitter, la cuenta del usuario Gila hace realiza una interesante explicación de cómo los barbudos navegantes pudieron haber hecho un significativo uso del espato para su expansión a través de cientos de rutas marítimas alrededor del mundo.
Se cree que los vikingos usaron el espato haciéndole una cruz con carbón en el medio. Moviendo la piedra a lo largo del horizonte en un día nublado podían observar que las intensidades de la luz cambiaban: uno se oscurece más mientras el otro casi desaparece. Donde los dos son igual de intensos se pueden ver nubes, pero tras ellas está el sol. Así seguían la ruta. Lo que para ellos significaba magia pagana y ayuda de los dioses; siglos despues la ciencia se encargó de explicar que era posible a través de la birrefringencia.