La sangre de los sobrevivientes al COVID-19, la esperanza contra la pandemia
Cuando una persona se recupera, los anticuerpos que generó contra la enfermedad quedan flotando en su sangre. El tratamiento consiste en recolectarlos para inyectárselos a un paciente y ayudarle a luchar contra el virus.
Una prueba experimental abre la esperanza a un posible tratamiento para salvar a los pacientes más graves aquejados por el nuevo coronavirus. Se trata de la transfusión de plasma, un método que ya está siendo promovido en algunos países.
Dicha técnica fue empleada anteriormente para luchar contra la “gripe española” de 1918, cuando el uso de vacunas no estaba extendido. Recientemente también fue aplicado contra el virus del ébola y el SARS del 2003.
El tratamiento surge de la idea de que, cuando una persona se enferma, el cuerpo genera anticuerpos que luchan contra la infección. De esa manera, cuando ese sujeto se recupera, los anticuerpos se quedan flotando en su sangre, especialmente en el plasma, que es la parte líquida de la sangre.
Por tanto, el tratamiento consiste en recolectar esos anticuerpos que quedan flotando en el plasma para inyectárselos a una persona enferma y ayudarle a luchar contra el virus.
Un grupo de científicos de EE.UU., liderados por un equipo de la Universidad Johns Hopkins, han estado presionando para conseguir la aprobación de la FDA y comenzar a estudiar el uso del plasma en pacientes contagiados con el COVID-19.
Un estudio realizado en China, cuyo primer firmante es Chenguang Shen, del Centro Nacional de Investigación Clínica de Enfermedades Infecciosas, describe el caso de cinco pacientes en estado crítico y con síndrome de dificultad respiratoria aguda (ARDS), que fueron tratados con transfusión de plasma que contenía anticuerpos neutralizantes.
Tras el tratamiento se produjo una mejora del estado clínico de los enfermos, indican los resultados preliminares, por lo que este “puede ayudar” en el tratamiento de enfermos con COVID-19 y ARDS, aunque los autores señalan que este enfoque “requiere una evaluación en ensayos clínicos aleatorios”.
Además de la transfusión de plasma, todos ellos siguieron recibiendo tratamiento antiviral con diversos medicamentos, explica el informe.
Los pacientes, entre 36 y 65 años, fueron tratados en el hospital de Shenzhen, donde estaban ingresados con grave insuficiencia respiratoria, además algunos necesitaban oxigenación por membrana extracorporéa o padecían neumonía bacteriana o fúngica.
Cuatro de ellos recibieron el plasma hacia el día 20 de hospitalización, mientras que al quinto, que tenía además hipertensión e insuficiencia de la válvula mitral, se le administró la transfusión al décimo día.
El plasma de los donantes tenía anticuerpos demostrables anti-SARS-CoV-19 y neutralizó el virus en cultivos in vitro, señala el estudio.
El uso del plasma “pudo haber contribuido a su recuperación” porque el estado clínico de todos los pacientes “mejoró aproximadamente una semana después de la transfusión”, señala el estudio.
No obstante, el editorial señala que los pacientes recibieron durante el ensayo otros medicamentos, lo que “hace imposible determinar la contribución específica” del plasma a la evolución clínica o a los resultados.
Con todo y a pesar de las limitaciones, el estudio proporciona “algunas evidencias para apoyar la posibilidad de evaluar” esta terapia en investigaciones más rigurosas.