“Soy un sobreviviente” así se hace llamar un hombre que fue torturado por su padre y abusado por su psiquiatra y sacerdotes.
De niño vivo encerrado en un sótano hasta que a sus 13 años lo rescataron, lo llevaron a un hospital mental donde abusaron de el y luego lo llevaron a un internado católico donde sufrió abusos de la misma manera.
Su primeros 13 años de vida fue abusado y torturado por su padre, ya que este lo tenia encerrado en un sótano, en Nottingham, Reino Unido. Una vez rescatado, pasó a un hogar para niños llamado Ashley House, donde tuvo un un pequeño descanso de abusos y tortura.
Cuando cumplió sus 14 años fue atendido por un psiquiatra en Aston Hall, pero este lo drogaba y experimentaba abusos. Luego fue enviado a un internado católico, donde nada cambió y siguió recibiendo abusos constantemente. A sus 59 años, Stephen Smith se llama a si mismo un “sobreviviente”.
Una Infancia destruida.
Desde que tiene uso de razón, Stephen recuerda haber permanecido encerrado en el sótano de su casa. Su padre le llevaba la comida a diario y también lo golpeaba brutalmente. Con los pies, las manos, una correa e incluso tijeras, su cuerpo siempre era torturado.
Un día a sus 7 años cuenta que descubrió que había un mundo fuera de las cuatro paredes del sótano donde este había pasado toda su vida, salió porque su padre lo golpeo tan fuerte que le rompió el brazo y lo llevo al hospital donde Stephen descubrió su nombre y cuantos años tenía y aparte el padre dijo que su hijo se había caído y se rompió el árbol a lo que los doctores le creyeron.
El cuenta su experiencia a la hora de salir del cuarto:
“Entré en un automóvil y vi árboles pero no sabía qué eran estas cosas. Fue solo más tarde que aprendí a poner nombres a las cosas”.
El niño visito el hospital muchas veces más hasta que, a los 13 años, regresó por una abertura en la espalda que su progenitor le provocó con una pala.
Luego fue atendido por un psiquiatra que descubrió que era maltratado por su padre. Cuando Stephen fue rescatado lo enviaron a una casa hogar y no volvió a saber nada sobre su padre.
Tampoco entendió la razón por la que permaneció encerrado, aunque cree que pudo ser hijo del amante de su madre y su familia, profundamente conservadora, decidió esconderlo.
“Es un misterio que me llevaré a la tumba”, afirma.
Una vez que Stephen fue trasladado al hogar para niños, conoció un poco de lo que era llevar una vida “normal”. Pudo ver su rostro por primera vez en un espejo, se bañó y vistió ropa limpia.
El menor llegó al psiquiátrico Aston Hall, cerca de Birmingham, donde fue sometido a experimentos, drogado y abusado sexualmente.
“Te ponían en una pequeña habitación lateral sobre un colchón en el sueño, desnudo. A veces te ataban las rodillas. Entonces él (Milner) entraba con una inyección… y estabas completamente drogado”.
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Lamentablemente, él no fue el único. En 2018, una denuncia reveló que al menos 65 niños fueron víctimas de Milner en Aston Hall.
Religión y pedofilia
Stephen fue enviado a un refugio católico llamado St Williams. Estaba dirigido por el sacerdote James Carragher.
Regularmente, el cura invitaba a pedofilos de todo Reino Unido para elegir a los niños y abusar de ellos. Donde las violaciones eran aveces hasta grupales dice Stephen.
“Era un maldito vicioso y te golpeaba, pero al final del día estabas tan asustado que harías lo que él quisiera (…) No había mucho que pudieras hacer”.
Sobreviviente
Una vez que Stephen fue liberado del infierno en el que vivió, dedicó su vida al alcohol y a las drogas. Los traumas que presenció marcaron su cuerpo y sus días. Las pesadillas eran recurrentes y no encontraba salida a su situación.
Pero todo cambió cuando en 991 nació su primer hijo. Ahora tiene 59 años, es músico, diseña portadas de discos, está casado con su esposa Gail y tiene otros tres hijos más.
Como parte de una terapia personal, Stephen ha escrito un libro llamado The boy in the cellar, donde cuenta todo lo que pasó en su vida. Su intención, explica, es ayudar a otros sobreviviente de abuso sexual, físico y emocional como él a superarse.
Sus últimas palabras que espera el que ayuden a muchas personas no solo a las que son abusadas sexualmente fueron las siguientes:
“Si puedo sobrevivir a cosas así sin ser un desastre y cambiar mi vida, entonces cualquiera puede hacerlo. No voy a pasar mi vida siendo un lunático deprimido por lo que me pasó. Si las personas que me lastimaron supieran que han arruinado mi vida, sería una victoria para ellos. No estoy dispuesto a dejarlos ganar”.