Señor de 68 años sigue sus sueños y asiste al colegio todos los días
A sus 68 años, Don Mario Valverde Castro es el ejemplo vivo de que nunca es tarde para cumplir los sueños. Este vecino de Tilarán, Guanacaste, acude todos los días al colegio con un objetivo claro: graduarse y, eventualmente, obtener un título universitario.
La vida no le permitió estudiar cuando era joven, ya que las necesidades de su familia lo obligaron a trabajar desde temprana edad. Sin embargo, ahora, siendo pensionado, ha retomado los estudios con el entusiasmo de un adolescente.
“En mi juventud, no hubo oportunidad de estudiar. Tenía que trabajar desde muy joven para ayudar a mi familia. Pero siempre tuve el deseo de seguir aprendiendo”, contó Don Mario, quien ahora está en décimo año y sueña con ingresar a la universidad.
Una vida de sacrificios y perseverancia
Valverde comenzó a trabajar a los 18 años en el Consejo Nacional de Producción (CNP). A pesar de su cargada jornada laboral, intentaba asistir al colegio por las noches. Logró avanzar hasta tercer año de secundaria, pero su vida laboral lo llevó a La Cruz de Guanacaste, y tuvo que dejar los estudios nuevamente. Durante más de dos décadas, se dedicó a diferentes trabajos hasta finalmente pensionarse en Dos Pinos, en Alajuela.
“Al jubilarme, volví a mi tierra natal, Tilarán, y decidí que era el momento de retomar mis estudios. Este año entré a décimo año, y si todo sale bien, el próximo año estaré en quinto año, sacando el bachillerato”, relató emocionado.
Inspiración para las nuevas generaciones
Para Don Mario, la educación es esencial, no solo para superarse, sino también para inspirar a los jóvenes a aprovechar las oportunidades que tienen hoy en día.
“Hay muchos jóvenes que esperan que todo se los den, pero si yo hubiera tenido las oportunidades que tienen hoy, ya sería un profesional. La vida nos marca a cada uno de forma distinta, pero nunca es tarde para aprender”, expresó.
Su rutina está perfectamente organizada. Se levanta temprano, prepara su desayuno, realiza sus quehaceres y se toma el tiempo para saludar a sus amigos en el parque antes de regresar a casa a estudiar. A las 6:10 de la tarde, Don Mario ya está en clase, listo para aprender.
El apoyo y las metas claras
En el colegio Maubrilio Alvarado Vargas, sus profesores lo apoyan enormemente, y su dedicación se refleja en sus calificaciones, que superan los 90 puntos. Aunque reconoce que no es el más inteligente, asegura que su responsabilidad y empeño le han permitido destacar.
El futuro lo tiene bien planificado. Tras finalizar el colegio, sueña con estudiar Ingeniería Forestal, Historia o Geología. Aunque en su pueblo no hay muchas universidades, en Cañas tiene más opciones y está decidido a encontrar una.
Don Mario no solo se esfuerza por superarse, sino que también motiva a los demás. Invita constantemente a sus amigos a seguir sus pasos y retomar los estudios, recordando que en la vida moderna incluso para los trabajos más básicos, como limpiar caños, se necesita una preparación.
Con optimismo y determinación, Don Mario Valverde Castro nos enseña que nunca es tarde para aprender y que siempre se puede luchar por los sueños.
HISTORIA DE LA TEJA