Israel confirma que mató al posible sucesor de Nasralá, en nuevo golpe a Hezbolá
Hezbolá de momento no ha confirmado la muerte de Safieddine.
El ejército de Israel confirmó el martes que logró «eliminar» a Hashem Safieddine, considerado como el probable sucesor de Hasán Nasralá en la dirección de Hezbolá, durante un ataque aéreo en el sur de Beirut a principios de octubre. Este hecho representa un nuevo revés para el movimiento islamista libanés, que enfrenta múltiples desafíos.
El anuncio se produjo durante la visita del secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, a Israel. Blinken destacó que la reciente muerte del líder de Hamás, Yahya Sinwar, quien fue abatido el 16 de octubre por fuerzas israelíes, ofrece «una importante oportunidad» para avanzar hacia el fin del conflicto en Gaza.
En Líbano, Hezbolá informó que perdió comunicación con Safieddine tras los bombardeos del 4 de octubre en Beirut. Aunque inicialmente Israel expresó que creía haber dado muerte a Safieddine, la confirmación oficial solo se realizó esta semana.
Hasta el momento, Hezbolá no ha reconocido públicamente la muerte de Safieddine. El líder, caracterizado por su barba gris, gafas y el turbante negro propio de los Sayed, un título reservado para los descendientes del profeta Mahoma, era un rostro conocido en la organización y compartía un notable parecido físico con su primo, Hasán Nasralá, quien falleció el 27 de septiembre durante un ataque israelí cerca de Beirut.
Safieddine, quien rondaba los 60 años, ocupaba una posición clave en el Consejo de la Shura, la instancia más alta de decisión de Hezbolá. Una fuente cercana al grupo lo describió como el «principal candidato» para suceder al anterior líder del movimiento chiita proiraní.
Su muerte supone un golpe adicional para Hezbolá, que ya ha sufrido varias bajas importantes en los últimos meses. Además, desde hace un mes, Israel ha intensificado su campaña militar contra el grupo con constantes bombardeos en territorio libanés, lo que ha provocado la evacuación de zonas como el sur de Beirut, un bastión tradicional del movimiento islamista libanés, que ahora luce prácticamente desierto tras los ataques.