«No es viable»: Barcelona busca sobrevivir a la masificación turística
En los últimos meses, volvieron a verse en la ciudad pintadas de «Tourists go home» o protestas contra la masificación, al igual que en otros puntos de España.
Barcelona, conocida por su Sagrada Familia, las Ramblas y el Park Güell, enfrenta una creciente preocupación entre sus residentes por el impacto del turismo masivo. Con aproximadamente 170,000 visitantes diarios, el turismo representa cerca del 13.5% del PIB de la ciudad, pero también se ha convertido en la tercera mayor inquietud de sus 1.6 millones de habitantes, según el último barómetro municipal.
Daniel Pardo, miembro de la Asamblea de Barrios por el Decrecimiento Turístico, expresa que hay una «excesiva dependencia económica del sector turístico». Después de la pandemia, se ha acelerado un proceso de «returistización» que ha reavivado las tensiones en la ciudad. En respuesta, han surgido protestas, incluyendo mensajes de «Tourists go home» y manifestaciones contra la masificación. Estas acciones han generado preocupación entre las autoridades y empresarios por un posible aumento de la turismofobia.
A pesar de las controversias, muchos residentes argumentan que la verdadera violencia radica en la expulsión de sus barrios y la explotación laboral. En una reciente manifestación, alrededor de 2,000 personas se opusieron a la Copa del América de vela, cuestionando el actual modelo económico de la ciudad.
Un caso emblemático es el de los inquilinos de un edificio cercano a la estación de tren, quienes luchan contra la conversión de sus viviendas en apartamentos turísticos. Pamela Battigambe, una de las residentes, relata las dificultades que enfrentan, incluyendo problemas de ruido y fiestas, mientras los alquileres han aumentado un 68% en la última década. «No estamos en contra del turismo en sí. Estamos en contra de esta forma de turismo descontrolada. No es viable», asegura.
El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha prometido eliminar aproximadamente 10,000 pisos turísticos para finales de 2028. Sin embargo, esta medida ha generado indignación entre los propietarios, quienes consideran que se trata de una «expropiación encubierta» y han anunciado reclamaciones por un valor de al menos 1,000 millones de euros.
A pesar de las preocupaciones, el Ayuntamiento se muestra firme en su intención de gestionar la oferta turística, buscando un equilibrio entre el turismo y el bienestar de los residentes. Jordi Valls, teniente de alcalde del área, sostiene que una mayor proporción del PIB proveniente del turismo podría no aportar valor y que se deben explorar otras estrategias económicas.
A pesar de los esfuerzos, muchos en la ciudad sienten que no se están abordando adecuadamente los problemas del «overtourism». Anna Torres Delgado, profesora de Geografía en la Universidad de Barcelona, argumenta que las estrategias de desarrollo turístico deben considerar no solo indicadores económicos, sino también sociales y ambientales.
La mercería de Jordi Gimeno, una de las pocas tiendas tradicionales que permanecen cerca de la Sagrada Familia, ilustra cómo el turismo ha cambiado el comercio local. A medida que los comercios tradicionales cierran para dar paso a restaurantes y tiendas de souvenirs, las voces de los residentes se alzan en busca de un equilibrio que proteja su calidad de vida y la esencia de su ciudad.