En Bolivia, alcalde llora de impotencia ante devastación de los incendios en su municipio
Los incendios en Bolivia han consumido alrededor de 3 millones de hectáreas en los últimos días.
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Los incendios en Bolivia han consumido alrededor de 3 millones de hectáreas en los últimos días.
El alcalde de San Rafael de Velasco, Jorge Vargas Roca, expresó su profunda angustia y desesperación ante la devastación provocada por los incendios forestales que han afectado gravemente a su municipio y a otras regiones de Santa Cruz, Bolivia. Durante el acto conmemorativo de los 214 años de la gesta libertaria de Santa Cruz, Vargas rompió en llanto frente a los medios, denunciando la gravedad de la situación y la falta de apoyo para combatir el fuego.
«Santa Cruz no tiene nada que festejar cuando en la Chiquitania nos estamos muriendo», declaró Vargas, refiriéndose al impacto de los incendios en el ecosistema y la población local. Según el alcalde, los incendios han consumido alrededor de medio millón de hectáreas en San Rafael de Velasco, dejando a los habitantes sin recursos suficientes para enfrentar la situación. Vargas, quien ha estado participando como bombero voluntario, lamentó que la ayuda aún no ha llegado, a pesar de la gravedad de la emergencia.
En toda la región de Santa Cruz, el fuego ha destruido más de 3.3 millones de hectáreas, según informes oficiales, lo que ha llevado al gobernador en funciones, Mario Aguilera, a exigir al gobierno del presidente Luis Arce que declare el país en estado de desastre. La situación es particularmente preocupante en la Chiquitania, una zona de gran valor ecológico y cultural, hogar de las misiones jesuíticas, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Bolivia enfrenta incendios recurrentes durante esta época del año, en gran parte provocados por las quemas controladas utilizadas para habilitar tierras para la agricultura y el pastoreo. Aunque el gobierno ya ha declarado una «emergencia nacional» para facilitar la llegada de ayuda internacional, los esfuerzos actuales parecen insuficientes para contener la magnitud de los incendios.