Gobierno de Venezuela acusa vínculos del Tren de Aragua con opositores de Maduro
El Tren de Aragua es una banda criminal que nació en una prisión de Venezuela, la cual el gobierno de Nicolás maduro presumía haberla eliminado.
Venezuela y el Tren de Aragua: La encrucijada política detrás del crimen organizado
En medio de un entorno político cargado de tensiones, el gobierno de Nicolás Maduro enfrenta una nueva crisis al vincular a la banda criminal Tren de Aragua con la oposición. La administración de Maduro había anunciado en septiembre de 2023 que había desmantelado completamente la organización, después de tomar el control militar del penal de Tocorón, donde el grupo operaba. Sin embargo, la narrativa ha cambiado drásticamente, en particular después de las controvertidas elecciones del 28 de julio, en las que Maduro fue reelegido para un tercer mandato consecutivo en medio de acusaciones de fraude.
Un cambio de rumbo en la narrativa gubernamental
A pesar de las afirmaciones oficiales de que el Tren de Aragua había sido desarticulado, el presidente Maduro ha reavivado la preocupación sobre la banda al acusar a sus opositores de tener vínculos con la organización criminal. Según Maduro, el líder del Tren de Aragua, Héctor Rusthenford, conocido como «El Niño Guerrero», está colaborando con los Estados Unidos y ha estado implicado en la violencia durante las protestas contra su reelección. El mandatario ha afirmado que la CIA ha utilizado a Rusthenford como un agente para desestabilizar su gobierno, en un intento por desviar la atención y justificar la represión.
El origen y expansión del Tren de Aragua
Fundado en la prisión de Tocorón en el estado de Aragua hace aproximadamente una década, el Tren de Aragua ha crecido significativamente. Con una membresía estimada en unos 5,000 individuos, la banda se dedica a una variedad de actividades criminales que incluyen extorsión, sicariato, narcotráfico, prostitución y trata de personas. La organización también ha incursionado en la minería ilegal y ha establecido redes en varios países, incluidos Colombia, Perú, Chile y, más recientemente, Estados Unidos.
La política y la criminalidad: una mezcla peligrosa
El análisis de Phil Gunson, analista senior del Crisis Group, señala que aunque las bandas criminales pueden adoptar posturas políticas, generalmente lo hacen para servir a sus propios intereses y no necesariamente alineándose con la oposición. Gunson subraya que el interés del gobierno chavista en «satanizar a la oposición» responde a una estrategia para desacreditarla y asociarla con elementos negativos en la mente del público.
Maduro ha responsabilizado a líderes opositores como María Corina Machado y Edmundo González Urrutia por la violencia y ha exigido su encarcelamiento. Mientras González Urrutia ha buscado asilo en España, Machado ha pasado a la clandestinidad.
Reacciones internacionales y la situación actual
En medio de estas tensiones internas, el gobierno venezolano ha anunciado el arresto de varios extranjeros, incluidos cuatro estadounidenses, dos españoles y un checo, acusándolos de planear un atentado contra Maduro. Este tipo de acusaciones, que a menudo incluyen a Estados Unidos como protagonista, reflejan un patrón en la retórica del oficialismo venezolano.
El gobierno de Estados Unidos, que no reconoce la legitimidad de la reelección de Maduro, ha impuesto sanciones contra el Tren de Aragua y ha clasificado a la banda como una organización terrorista en el estado de Texas. Esta situación también ha sido aprovechada en la campaña electoral estadounidense, con el ex presidente Donald Trump criticando las políticas migratorias y la supuesta apertura de cárceles en otros países.
Reflexión sobre el papel de las bandas criminales en la política
Hugo Acero Velásquez, profesor universitario y ex subsecretario de Seguridad de Bogotá, sugiere que aunque el uso de bandas criminales con fines políticos no es nuevo, la situación en Venezuela no es comparable con el control territorial que las pandillas tienen en Haití. Acero Velásquez descarta que el Tren de Aragua esté buscando desestabilizar el gobierno de Maduro o apoyar a la oposición.
La compleja intersección entre política y crimen organizado en Venezuela continúa siendo un tema de debate y preocupación internacional, mientras la situación sigue evolucionando en un contexto de profunda polarización y tensión.