Rosie, la gata más vieja del mundo, muere a los 33 años
Rosie nació en 1991 y tenía el título no oficial de «gato más viejo del mundo», ya que un gato de 28 años tiene el título oficial.
Rosie, una gata de 33 años que se creía era la más vieja del mundo, falleció recientemente en su hogar en Norwich, Reino Unido. Su dueña, Lila Brisset, compartió la triste noticia mientras recordaba con cariño los momentos que pasó junto a su amada mascota, a quien adoptó cuando apenas era una cachorra.
Rosie, de pelaje esponjoso y de color carey, nació en 1991 y alcanzó una longevidad sorprendente, equivalente a unos 152 años en términos humanos. Aunque no contaba con un título oficial, se pensaba que Rosie era la gata más longeva del mundo, superando a Flossie, la actual poseedora del récord con 28 años.
Una vida llena de amor y buenos recuerdos
Lila explicó que adoptó a Rosie después de que la familia que originalmente la iba a recibir descubriera que su hija era alérgica. Como viuda y amante de los animales, Lila decidió darle un hogar a Rosie, sumándola a sus otros rescates, incluido un perro callejero. Desde entonces, compartieron una vida de compañerismo y afecto.
«Rosie era todo un personaje», dijo Lila. Durante los últimos años de su vida, la gata disfrutaba de su tiempo cerca de la ventana, donde pasaba la mayor parte del día durmiendo. «Como un reloj, se levantaba para comer y usar la bandeja de arena, luego volvía a dormir», compartió su dueña. La salud de Rosie se deterioró en los últimos tiempos, y finalmente, en una de sus rutinas diarias, se tumbó en el pasillo y falleció tranquilamente.
Un legado que no fue oficializado
A pesar de que Rosie pudo haber competido por el título oficial de «gato más viejo del mundo», Lila nunca llegó a presentar la solicitud para el récord Guinness. Aun así, Rosie vivió una vida larga y llena de cariño, dejando un vacío enorme en la vida de su dueña.
El récord del gato más viejo de la historia sigue perteneciendo a Creme Puff, un gato de Austin, Texas, que vivió hasta los 38 años y tres días. Sin embargo, para Lila, Rosie siempre será su campeona, una gata inolvidable que la acompañó durante más de tres décadas.
Lila recordó: «La echo mucho de menos, pero me reconforta saber que tuvimos tantos buenos momentos juntas. Rosie dejó una huella imborrable en mi vida».