No creerás lo que Costa Rica le regaló al papa en su viaje a Indonesia
En su más reciente viaje a Indonesia, el papa Francisco fue sorprendido con un obsequio único de parte de Costa Rica, mientras volaba en el avión papal. Este regalo se aleja de los tradicionales presentes como el café costarricense, que el papa ha alabado en numerosas ocasiones como «el mejor del mundo». Esta vez, el obsequio tuvo un significado especial relacionado con la conservación del medio ambiente, un tema de gran importancia para el Pontífice.
Durante el vuelo, en el momento en que el papa se toma un tiempo para interactuar y saludar a los periodistas, recibió varios regalos. Entre ellos, destacó un guante de trabajo que pertenecía a un joven voluntario católico costarricense, Fabián Leandro. Este guante es un símbolo del esfuerzo de muchos voluntarios en Costa Rica que dedican su tiempo a limpiar playas y ríos, contribuyendo al cuidado de lo que el papa Francisco llama «nuestra casa común».
El obsequio fue entregado por la periodista Eva Fernández, de la cadena COPE de España. Al entregárselo, explicó al papa que se trataba de un gesto para recordarle la importancia de la conservación de la naturaleza, especialmente en su próxima visita a países con problemas de contaminación plástica en sus aguas.
Lisandra Chaves, secretaria ejecutiva de Comunicación de la Conferencia Episcopal costarricense, detalló que este regalo fue pensado para reflejar la biodiversidad y el compromiso ambiental que caracterizan a Costa Rica. «Decidimos enviarle al papa un detalle que estuviera vinculado con el cuidado de la naturaleza», explicó Chaves. El guante fue cuidadosamente presentado en una caja de madera decorada con basura recolectada de las playas, la cual fue pintada por la artista costarricense de arte sacro, Paula Sáenz, quien se encargó de darle el acabado final.
Este gesto simboliza el trabajo incansable de los voluntarios costarricenses, representados por Fabián Leandro, que luchan día a día por mantener limpias las playas y ríos del país, protegiendo así la «casa común» que el papa Francisco tanto valora.