Los elefantes asiáticos lloran y entierran a sus crías muertas en un rito funerario, revela estudio
Anualmente, alrededor de 20.000 elefantes mueren en distintas circunstancias, lo que equivale a una pérdida de 54 a diario, así lo describe el Fondo Mundial (WWF).
Los elefantes, conocidos por su comportamiento social y su empatía, enfrentan desafíos ante la acelerada degradación de su hábitat natural. Este escenario los obliga a adentrarse en áreas habitadas por humanos en busca de alimentos y refugio, lo que ha llevado a la observación de comportamientos inusuales en estos majestuosos mamíferos.
Recientemente, se ha documentado el entierro de crías de elefantes en las llanuras aluviales del Himalaya oriental, revelando una práctica que anteriormente solo se había observado en África. Investigadores encontraron evidencia de este comportamiento en cinco tumbas, donde los elefantes de diferentes edades participaron en el proceso de sepultura. Los cadáveres fueron colocados en zanjas excavadas por humanos, con las extremidades hacia arriba, permitiendo que varios miembros de la manada participen en el entierro.
Los elefantes, en un acto de dolor y respeto, transportaron los cuerpos de sus crías durante días hasta encontrar un lugar adecuado para enterrarlos. Durante este proceso, emitieron sonidos de duelo con sus trompas, mostrando una profunda sensibilidad ante la pérdida.
Se ha observado que los elefantes asiáticos muestran un cuidadoso discernimiento al elegir el lugar de entierro, prefiriendo áreas alejadas de la actividad humana y de los depredadores. Este comportamiento sugiere una comprensión consciente del duelo y la necesidad de proteger los restos de sus crías.
Los registros de estos entierros han causado gran conmoción entre la población local, que ha relatado haber escuchado a los elefantes expresar su dolor a través de sus trompas. Este comportamiento refleja el profundo lazo emocional y la compasión que los elefantes muestran hacia sus seres queridos.
Expertos en el comportamiento animal han destacado que los elefantes asiáticos experimentan el duelo en un contexto familiar, mostrando signos de agonía y dolor ante la pérdida de un miembro de la manada. Este hallazgo subraya la complejidad emocional y social de estos magníficos animales.