¿La esperanza es lo último que se pierde? Un cruel experimento científico de 1957 lo niega
Un antiguo experimento con ratas, realizado por Curt Richter, cambió la comprensión sobre la esperanza y el estrés.
Un experimento controvertido llevado a cabo por científicos hace décadas ha reabierto el debate sobre la esperanza y la supervivencia. Curt Richter, un renombrado biólogo y genetista, lideró una investigación en la Universidad Johns Hopkins en 1957 que arrojó luz sobre el comportamiento de las ratas frente al estrés extremo.
En el experimento, ratas domésticas y salvajes fueron sometidas a condiciones límite al ser colocadas en cilindros de agua sin posibilidad de escape. Lo que los investigadores observaron desafió las expectativas: algunas ratas luchaban tenazmente por su vida durante horas, mientras que otras sucumbían en cuestión de minutos.
Lo más sorprendente fue que, más allá de la diferencia en su resistencia física, era la percepción de la situación lo que determinaba la supervivencia. Richter y su equipo concluyeron que la pérdida de esperanza, desencadenada por el confinamiento y la imposibilidad de escape, llevaba a un rápido deterioro en la lucha por la vida, incluso en ratas físicamente más capaces.
Sin embargo, cuando se introdujeron pausas en el experimento que daban a las ratas la percepción de una oportunidad de rescate, su comportamiento cambiaba drásticamente. Mostraban una mayor resistencia y un renovado afán de lucha por sobrevivir.
Estos hallazgos llevaron a los científicos a concluir que la esperanza, o la falta de ella, desempeña un papel crucial en la capacidad de los seres vivos para resistir situaciones extremas.
Aunque este estudio proporcionó información valiosa sobre el comportamiento animal bajo estrés, también generó controversia debido al trato ético a las ratas. La utilización de animales en investigaciones científicas ha sido objeto de críticas por parte de organizaciones como PETA, que abogan por métodos alternativos que no impliquen sufrimiento animal.
Este debate ético ha llevado a una disminución significativa en el uso de animales en investigaciones científicas y ha promovido un enfoque más empático hacia ellos en el campo de la ciencia.