Alemania legaliza la posesión y el consumo del cannabis con restricciones
A partir de abril, cuando entrará en vigor la nueva ley, los mayores de 18 años podrán cultivar en casa un máximo de tres plantas de cannabis para autoconsumo o poseer 50 gramos de flores secas en su espacio privado (un máximo de 25 gramos si se hallan en el espacio público).
**Alemania Aprueba Legalización de Cannabis para Consumo Personal**
La Cámara Baja del Parlamento alemán (Bundestag) dio luz verde este viernes a la legalización del uso y posesión de hasta 50 gramos de cannabis, marcando un hito en la política de drogas del país. Sin embargo, esta medida viene acompañada de una serie de regulaciones estrictas.
La propuesta, presentada por el ministro de Sanidad, Karl Lauterbach, en abril del año anterior, ha generado un intenso debate y ha sido objeto de varias modificaciones antes de ser aprobada. Finalmente, recibió el apoyo de los diputados de la coalición gobernante, compuesta por socialdemócratas, verdes y liberales, así como de la izquierda.
En contraste, la oposición cristianodemócrata y los ultraderechistas de Alternativa por Alemania (AfD) se manifestaron en contra de la medida.
Durante el debate, el ministro Lauterbach defendió la legalización, señalando que se basa en evidencia científica y busca desestigmatizar el consumo de cannabis, así como evitar la criminalización de los jóvenes.
La nueva ley establece límites claros: los adultos mayores de 18 años podrán poseer hasta 50 gramos de cannabis en su espacio privado (o 25 gramos en espacios públicos) y cultivar un máximo de tres plantas para uso personal. Además, a partir de julio, se permitirá la creación de ‘clubs’ de cannabis con hasta 500 miembros, donde podrán cultivar la planta de manera colectiva y sin fines comerciales, para consumo privado entre sus miembros.
A pesar de la aprobación, la medida ha sido objeto de críticas por parte de la oposición conservadora, que argumenta que podría tener efectos contraproducentes y alienar aún más a la ciudadanía. Sin embargo, para los defensores de la legalización, representa un paso importante hacia una política de drogas más progresista y centrada en la salud pública.