El oso momificado de 3.500 años hallado bajo el permafrost siberiano que sorprendió a los científicos
Un equipo de investigadores estudió el cadáver intacto de un oso hallado por pastores. Los especialistas no entienden cómo el mamífero llegó hasta el lugar donde fue descubierto.
Los restos de un oso de 3.500 años de antigüedad, fueron desenterrados por pastores de renos, en la isla Bolshoy Lyakhovsky, ubicada en el mar de Siberia Oriental, en 2020. En un revelador análisis, científicos del Laboratorio del Museo del Mamut Lazarev, de la Universidad Federal del Noreste (NEFU), en Yakutsk, han desafiado las suposiciones iniciales sobre el hallazgo.
Contrario a lo que se estimaba al principio, el asombrosamente bien conservado cadáver resulta ser considerablemente más joven de lo estimado inicialmente y pertenece a una especie completamente diferente, según reveló NEFU.
No era lo que se pensaba
Cuando hallaron al oso etéreo por primera vez, los científicos que lideraron la investigación de los restos pensaron que la momia pertenecía a una especie de oso de las cavernas que ya no existe, llamada Ursus spelaeus.
Los fósiles de estos enormes osos antiguos, parientes cercanos de los osos pardos y polares, indican que crecían hasta aproximadamente 3,5 metros de altura y pesaban alrededor de 1,500 kilogramos. Ursus spelaeus se extinguió hace unos 22.000 años, al final del último máximo glacial, la parte más fría de la última Edad de Hielo, por lo que los investigadores creyeron que la momia tenía al menos esa antigüedad. Sin embargo, no era así.
Un análisis posterior reveló que el animal era un oso pardo hembra de 1,6 metros de altura y 78 kilogramos de peso, lo que indica que habría tenido entre 2 y 3 años de edad cuando murió.
Un hallazgo único en su tipo
Recién en 2023, el equipo de NEFU realizó una necropsia completa de la momia de oso, que ha sido apodada oso Etherican por el nombre del río Bolshoy Etherican, cercano al lugar donde fue encontrada.
Se estima que las temperaturas de frío extremo ayudaron a preservar los tejidos blandos del oso durante 3.460 años, así como incluso los restos de los alimentos que almacenaba en su estómago.
«Por primera vez un cadáver con tejidos blandos ha llegado a manos de los científicos, lo que nos da la oportunidad de estudiar los órganos internos y examinar el cerebro», expresó, a Reuters, Maxim Cheprasov, jefe del Laboratorio del Museo del Mamut Lazarev.
La incógnita no resuelta
Gracias al buen estado de conservación del cadáver, los científicos han podido examinar su cerebro, sus órganos internos y realizar diversos estudios a nivel de tejidos y células.
No obstante, pese a los numerosos análisis, aún no entienden cómo es que el oso llegó a la isla, si actualmente el continente está dividido por un estrecho de 50 kilómetros. Esta incógnita no resuelta podría significar que —si se descarta que el oso haya nadado ese largo tramo—para aquella época la isla podría haber sido parte del continente para separarse posteriormente.