Bonobos y chimpancés no olvidan a sus amigos
Investigadores descubren que nuestros primos evolutivos tienen la habilidad de recordar a compañeros de hace décadas. Un comportamiento que hasta ahora solo se asociaba a humanos.
Ya se trate de compañeros del colegio o familiares lejanos, la capacidad de recordar y reconocer rostros de personas que conocimos hace años es propia de los humanos. Ahora un estudio parece indicar que nuestros primos evolutivos tendrían también una habilidad similar.
Los investigadores han descubierto que los bonobos y los chimpancés pueden recordar a compañeros con los que pasaron algún tiempo en el pasado, aunque hayan estado separados durante décadas. Es más, este reconocimiento parece estar influido por si se llevaban bien entre ellos, o no.
Según un estudio publicado en ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’ (PNAS), los simios reconocen a miembros de su grupo aunque lleven más de 25 años sin verse, lo que supone la memoria social más duradera jamás documentada en animales, comparable a la humana.
El estudio, liderado por la Universidad Johns Hopkins y realizado con chimpancés y bonobos, demuestra que estos simios tienen una memoria social similar a la nuestra, y que no solo reconocen fotos de antiguos compañeros de grupo a los que no han visto en décadas, sino que, además, se muestran entusiasmados cuando las imágenes que ven son las de sus amigos.
«Nos gusta pensar en nosotros, los humanos, como criaturas únicas y especiales con increíbles capacidades intelectuales muy distintas de las de cualquier otro animal en la Tierra, pero este estudio nos demuestra lo parecidos que somos a los chimpancés y los bonobos», subraya Laura Lewis, bióloga de la Universidad de California en Berkeley, en declaraciones recogidas por la agencia Efe.
«Es sorprendente porque la duración y la naturaleza de esta memoria social es muy similar a nuestra propia memoria humana a largo plazo», destaca la bióloga.
Recuerdo por los amigos
El equipo de investigadores, que realizó el estudio con chimpancés y bonobos en el zoo de Edimburgo (Escocia), el zoo de Planckendael (Bélgica) y el santuario de Kumamoto (Japón), recogieron fotografías de simios que habían cambiado de zoológico o que habían muerto, individuos que los participantes no habían visto desde hacía al menos nueve meses y, en algunos casos, desde hacía 26 años.
A los participantes se les ofrecía zumo y mientras lo bebían, los investigadores les mostraron dos fotografías, una de un simio que habían conocido y otra de un desconocido. En mitad de esta acción, un dispositivo de seguimiento ocular no invasivo se encargaba de medir hacia dónde miraban los simios y durante cuánto tiempo.
El equipo descubrió que los simios miraban durante mucho más tiempo a sus antiguos compañeros de grupo -independientemente del tiempo que hubieran estado separados- y que miraban durante más tiempo a sus antiguos amigos, especialmente aquellos con los que habían tenido interacciones más positivas.
En el caso más extremo, Louise, una bonobo que llevaba más de 26 años sin ver a su hermana Loretta ni a su sobrino Erin en el momento de las pruebas mostró un sesgo de mirada sorprendentemente robusto hacia sus fotos en las ocho ocasiones en las que le mostraron las fotografías.
Un grupo de chimpancés en el Parque Nacional de Taï, en Costa de Marfil.
Memoria que persiste 26 años después
Los resultados sugieren que la memoria social de los grandes simios podría durar más de 26 años, la mayor parte de sus 40 a 60 años de vida media, y podría ser comparable a la de los humanos -que empieza a disminuir a los 15 años-, pero puede persistir hasta 48 años después de la separación.
Lewis añadió que hasta ahora la memoria más larga conocida en animales no humanos era la de los delfines, que pueden recordar las voces de otros durante 20 años, mientras que se había descubierto que los bonobos recuerdan las vocalizaciones de sus compañeros de grupo hasta cinco años y medio.
Una herencia evolutiva
Para el equipo de investigadores, que los humanos, chimpancés y bonobos -nuestros parientes más cercanos- compartan este tipo de memoria significa que probablemente ya estaba presente en algún antepasado evolutivo común, hace entre 7 y 5 millones de años.
Los autores creen que esta memoria sentó las bases de la evolución de la cultura humana y permitió la aparición de formas de interacción exclusivamente humanas, como el comercio, donde las relaciones se mantienen durante muchos años de separación.
Además, la idea de que los simios recuerdan información sobre la calidad de sus relaciones es otro hallazgo novedoso y propio de los humanos, subraya Christopher Krupenye, autor principal del estudio y profesor de la Universidad Johns Hopkins.
«Este patrón de relaciones sociales que determinan la memoria a largo plazo en chimpancés y bonobos es similar al que observamos en los humanos: nuestras propias relaciones sociales también parecen determinar nuestra memoria a largo plazo de las personas», comenta Lewis.
El trabajo también ha analizado si los simios echan de menos a los individuos con los que ya no están, especialmente a sus amigos y familiares, un rasgo considerado «exclusivamente humano», apunta Lewis. No obstante, el estudio no determina que sí lo hagan, aunque no lo descarta. «Esa posibilidad está ahí», sugiere la bióloga.
A partir de ahora, el equipo intentará averiguar si estos recuerdos sociales duraderos son exclusivos de los grandes simios o los tienen otros primates. También determinará cuánta memoria tienen los simios y si, por ejemplo, poseen recuerdos duraderos tanto de experiencias como de individuos concretos.