Atentado en Filipinas deja al menos 4 muertos y 50 heridos durante explosión de bomba en una misa
En la ciudad de Marawi, al sur de Filipinas, al menos cuatro personas murieron y decenas resultaron heridas cuando un artefacto explosivo detonó mientras participaban de una misa católica. Cabe precisar que el grupo Estado Islámico(EI) reivindicó el atentado.
En la ciudad de Marawi, al sur de Filipinas, al menos cuatro personas murieron y decenas resultaron heridas cuando un artefacto explosivo detonó mientras participaban de una misa católica. Cabe precisar que el grupo Estado Islámico(EI) reivindicó el atentado.
Papa Francisco envió mensaje tras el atentado en Filipinas
En la víspera, minutos después de que se conociera el hecho, el Papa Francisco envió un mensaje de solidaridad con las víctimas: “Estoy cerca de las familias y del pueblo de Mindanao que ya ha sufrido tanto”.
El comunicado de la organización terrorista sobre el atentado en Filipinas
En un comunicado difundido a través de su canal de Telegram, la organización terrorista expresa que «los soldados del Califato detonaron un artefacto explosivo contra una gran reunión de cristianos infieles en la ciudad de Marawi mientras realizaban rituales politeístas». La nota agregó que la acción mató «a varios cristianos e hirió a decenas«.
La explosión sucedió alrededor de las 7.00 a. m. hora local en un gimnasio de la Universidad de Mindanao, donde se celebraba un acto religioso al que atendieron decenas de personas.
Mamintal Adiong, gobernador de Lanao del Sur, cuya capital es Marawi, calificó el suceso como un ataque terrorista con bomba.
«En mi provincia defendemos los derechos humanos básicos y eso incluye el derecho a la religión. Los ataques terroristas a instituciones educativas también deben ser condenados porque son lugares que promueven la cultura de paz y moldean a nuestros jóvenes para que sean los futuros formadores de este país», manifestó Adiong.
Cabe recordar que en 2017, Marawi fue el escenario de un sangriento enfrentamiento a raíz de que grupos yihadistas afines al Estado Islámicotomaran el 23 de mayo parcialmente la ciudad, donde entraron con banderas y estandartes de la organización terrorista. Durante cinco meses, el Ejército filipino combatió calle por calle con los extremistas hasta lograr liberar la urbe, en una batalla donde murieron más de 1.200 personas: 978 yihadistas, 168 soldados y 87 civiles.