¿Qué quería decir ‘Don Ramón’ con su popular frase ‘’Yo le voy al Necaxa’’?
Este viernes 9 de agosto se cumplen 31 años del fallecimiento de Ramón Valdés.
‘’No te doy otra no más’’, ‘’Qué pasó, qué pasó, vamos ay’’ o ‘’Con permisito dijo Monchito’’, fueron algunas de las frases más populares del querido Don Ramón, ese tipo flaco, entrado en años y desgarbado que, aún metido en serios apuros por no tener dinero para pagar los 14 meses de renta que le debía al señor Barriga, siempre se salía con la suya en el exitoso programa El chavo del 8.
Pero hay una frase del entrañable personaje que encarnaba el actor Ramón Valdés (2 de septiembre de 1923 – 9 de agosto de 1988), que hasta ahora permanece grabada en la memoria de varias de las generaciones que disfrutaron de la serie cómica, aunque no todas saben o conocen la historia – y el significado – del dicho que empleaba el popular ‘Monchito’ en algunas ocasiones puntuales del programa.
Si bien todos la hemos escuchado hasta el hartazgo, llama la atención que Don Ramón – o Ron Damón, como decía el chavo – señalaba que ‘’le iba al Necaxa’’ cada vez que se encontraba en una situación apremiante, embarazosa o cuando trataba de demostrar su hombría.
Por eso Don Ramón decía que era hincha del Necaxa, un popular y tradicional equipo de fútbol mexicano que, a lo largo de sus más de 90 años de historia, atravesó por buenos, malos, muy malos y dramáticos momentos.
El Necaxa, equipo conocido en México como ‘Los rayos’ o ‘Los electricistas’, se fundó el 21 de agosto de 1923, como resultado de la fusión de los equipos Tranvías y Luz y fuerza, que jugaban en los campos de la colonia Condesa, en la Ciudad de México. La denominación del club se inspiró en el nombre del río cuyas aguas generaban la electricidad que iluminaba a toda la capital del país azteca: Necaxa.
Para la década de 1930 y debido a sus buenos resultados, el Necaxa se convirtió en uno de los clubes más populares de México que cada año reclutaba a mayor cantidad de aficionados en todos los rincones del país.
Sin embargo, años después, en 1943, ocurrió un hecho que hasta ahora sigue sin tener una explicación clara y concreta.
Esa temporada, el club desapareció del balompié azteca, debido a que a partir de la profesionalización del fútbol mexicano, el espíritu deportivo del Necaxa ‘’no concuerda con la comercialización del balompié local’’, decían en esa época.
El equipo se despidió en abril de ese año en un partido en el que venció por 4-3 al equipo España. Como era de esperarse, los hinchas del club lloraron amargamente en las tribunas pues no podían concebir que su escuadra, una de las más grandes de su país, iba a desaparecer de los registros del fútbol azteca.
No obstante, y gracias a un esfuerzo del Sindicato Mexicano de Electricistas, el Necaxa renació y concretó su regreso al fútbol rentado en 1950, después de varios años de jugar en la liga menor.
Sin embargo, en 1971, el máximo directivo del club decidió venderlo a unos empresarios españoles que le cambiaron el nombre y pasó a llamarse Toros del Atlético Español.
La hinchada se mostró decepcionada y le quitó su apoyo al elenco rayado, a pesar de que bajo su nueva denominación consiguió importantes títulos como la Copa de Campeones de la Concacaf en 1975.
En julio de 1982, no obstante, los Toros decidieron volver a llamarse Necaxa y recuperaron el tradicional uniforme rojiblanco del club.
‘’En aquella época, y luego de que el club Necaxa haya cambiado de nombre, algunos aficionados mantenían el apoyo a su querido Necaxa (que ya no se llamaba así) y quien lo decía abiertamente, era motivo suficiente para demostrar una gran hombría, a pesar de haber sido traicionados por los dueños del equipo’’,cuenta la página Vecindadch.com, especializada en brindar información sobre Chespirito, El chavo del 8 y sus personajes.
Por esa razón, añade el referido sitio, Don Ramón empleaba la expresión ‘’Yo le voy al Necaxa’’ para demostrarle a su interlocutor que él es muy hombre.
Este viernes 9 de agosto se cumplen 31 años del fallecimiento de Ramón Valdés, y nosotros queremos rendirle un sencillo pero significativo tributo recordando en video sus más graciosas ocurrencias en el programa El chavo del 8.