CCSS hace un llamado público para realizarse exámenes colon y recto
El examen clave para la detección temprana del cáncer.
El cáncer de colon y recto es una de las enfermedades potencialmente mortales con más impacto en el país. Desde el año 2005 la enfermedad aumentó un 55% y la mortalidad subió un 57%.
El impacto en las familias es contundente: hubo 863 casos en el 2015 y se registraron 544 muertes en el 2017. Dicho de otra manera: cada diez horas hay un caso nuevo y cada semana hay diez muertes.
El doctor Alejandro Calderón, miembro del Proyecto de Fortalecimiento para la Atención Integral del Cáncer señala la importancia del examen de sangre en heces para la detección temprana: “El examen está disponible en las sedes de ebáis y es la base para dar la alerta del riesgo. A partir de allí se puede marcar la diferencia en llegar a tiempo con la detección oportuna de lesiones antes de que se forme el cáncer”
La CCSS invita a las personas entre 50 y 74 años a que vayan a la sede de ebáis a hacerse el exámen de sangre oculta en heces para hacer la detección temprana de lesiones antes de que se forme el cáncer.
LOS PÓLIPOS NO SE SIENTEN, PERO ALERTAN DE UN POSIBLE CÁNCER
La mayoría de los cánceres inician como pólipos, que son crecimientos en el tejido mucoso del interior del colon o del recto. Por esa razón, la presencia de esos crecimientos es alerta considera alerta temprana de riesgo.
Los pólipos vistos al microscopio tienen forma de hongos y son comunes en personas mayores de 50 años de edad. La mayoría de ellos son benignos, sin embargo, un determinado tipo de pólipo, conocido como adenoma, puede volverse canceroso, primero encapsulado en el sitio donde crece y luego puede extenderse por el cuerpo.
Cuando eso ocurre, la enfermedad avanza pasando inadvertida en las primeras etapas porque no da dolor o molestias. Solo con un examen especial se puede detectar que algo anormal está sucediendo para dar tratamiento.
Al dar del cuerpo las heces pasan sobre los pólipos y sangran a un nivel tan pequeño que no se ve a simple vista y solo en el laboratorio se puede detectar la sangre oculta, que es la clave para elevar la sospecha de riesgo.
Una vez detectados, los pólipos pueden estudiarse o eliminarse antes de que lleguen a ser cáncer.
Existe suficiente evidencia científica para decir que la formación de pólipos está relacionada con alimentos poco saludables en combinación con otras malas prácticas, como el sedentarismo, lo que evidencia que este tipo de cáncer es susceptible de prevención, con hábitos saludables a lo largo de la vida.
El Instituto de Métricas de la Salud relaciona el cáncer de colon con alimentación poco nutritiva (37%), sedentarismo (25%), el índice de masa corporal alto (el 14%) y con frecuente consumo de alcohol (el 5%) y tabaquismo (1%).
Y, para establecer el riesgo individual, a esos factores se les suma la predisposición genética, en caso de tener padres o hermanos con cáncer de colon. Además, se considera personas en riesgo alto cuando tienen antecedentes de enfermedad intestinal inflamatoria, como la colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn.
En ese entendido, es importante que las personas con úlceras y enfermedad inflamatoria intestinal hagan un esfuerzo para el control de la enfermedad y de adoptar hábitos saludables para bajar el riesgo.
Las dietas ricas en frutas o verduras, así como las ricas en fibra podrían tener un papel protector frente al consumo elevado de carnes rojas y grasas animales, que está relacionado con un aumento del riesgo de cáncer colon y recto.
De igual manera, en estudios con grandes poblaciones se llegó a la conclusión de que el riesgo aumenta en un 18% entre los pacientes fumadores, principalmente en aquellos con 30 o más años de fumar, con respecto a aquellos que nunca lo habían hecho.
La ingesta de 30 gramos de alcohol por día también está relacionada con el riesgo de este tipo de cáncer; sin embargo, la acción de cambio genético en la célula no está bien establecida. Se cree que el acetaldehído como metabolito activo contribuye en la formación de radicales libres, los cuales favorecen el crecimiento de la mucosa colónica y que, a su vez, esto favorece la aparición de pólipos colónicos, los cuales son factores de riesgo para desarrollar cáncer de colon.
Los beneficios de ejercitarse con regularidad han sido altamente reconocidos para la prevención de este tipo de cáncer, debido a que el ejercicio disminuye los radicales libres y reduce la inflamación del colon, aminorando a su vez las posibilidades de aparición de lesiones en la mucosa colónica.
En un metaanálisis de 19 estudios, con hombres y mujeres que se ejercitaban al menos 4 horas por semana, se demostró una reducción del 22% y el 29% respectivamente, mientras que la obesidad se asoció al incremento del cáncer colorrectal.
La historia familiar de cáncer de colon también aumenta el riesgo de padecer este tipo de cáncer en los familiares de primer grado (padres, hermanos e hijos). Esto es de especial relevancia cuando existen dos o más casos de primer grado o ante un único caso, siempre que este fuera diagnosticado antes de los 50-60 años.
Los exámenes claves para la detección temprana: sangre oculta en heces y colonoscopía.
En la CCSS existe el examen de sangre oculta en heces disponible en todas las sedes de ebáis para detectar cáncer temprano o pólipos precancerosos. Y la literatura médica asegura que hay evidencia para indicar que estos exámenes reducen la mortalidad por cáncer.
Tras el hallazgo de sangre en heces, se pueden hacer varios exámenes de investigación. Uno de ellos es el de colonoscopia mediante el cual el médico puede ver directamente el estado del intestino, tomar biopsia o quitar pólipos.
Si el resultado del examen es negativo, habrá otra prueba de seguimiento cada dos años y, si el resultado es positivo, los usuarios pasarán a colonoscopía, examen para conocer el origen del sangrado, que puede ser o no de causa sospechosa de cáncer.
En la Caja se pasó de 7 126 exámenes de colonoscopías en el año 2010 a hacer 13 437 en el 2018. Tras 2 210 exámenes se hicieron biopsia para determinar si había algún tumor en curso.
En el examen de colonoscopía, cuando la persona está sana, las paredes del colon se ven lisas. Sin embargo, también pueden encontrarse crecimientos en la pared del tracto digestivo llamados pólipos. Y, con el tiempo, en esos pólipos, puede desarrollarse el cáncer.
Los síntomas del cáncer colorrectal tienden a ser inespecíficos. Usualmente se presentan dolores abdominales intermitentes, pérdida de peso, sensación de llenura o sangrado por el recto; en estadios más avanzados de la enfermedad, aparecen náuseas y vómitos.
Si el carcinoma se encuentra en el colon izquierdo, se asocia más frecuentemente a dolores tipo cólicos, cambios en el ritmo o patrones intestinales, disminución en el grosor de las heces, hematoquecia o rectorragia.
La literatura médica destaca que el autocuidado debe ser una norma desde temprana edad: los adolescentes con sobrepeso pueden correr el doble de riesgo de desarrollar cáncer colon rectal cuando llegan a la edad madura que un joven delgado. La evidencia se desprende de una investigación hecha por la Escuela de Salud Pública de Harvard publicada en la revista British Medical Jornal.
Para el doctor Calderón, esto quiere decir que los hábitos saludables deben cuidarse a lo largo de la vida.
Según datos de Instituto de Métricas de la salud, el 60% de la población costarricense se encuentra en sobrepeso u obesidad, siendo un 22% obeso. Este dato aumenta si se utiliza la Encuesta de Factores de Riesgo cardiovasculares en personas mayores de 20 años que presenta una obesidad de 29% siendo aún mayor el porcentaje en mujeres que en hombres.
Los equipos de salud han incorporado los mensajes de alimentación saludable y actividad física frecuente como dos elementos básicos de la protección contra muchas enfermedades potencialmente mortales, entre ellas el cáncer de colon y recto.