¿Por qué aún hay chavistas y cómo viven ante el repudio internacional contra Maduro?
Venezuela vive una situación angustiante que preocupa a millones de personas. Su mandatario, Nicolás Maduro, es la representación viva del chavismo que ha terminado de undir a este pueblo sudamericano, pero aún así hay quienes lo siguen.
Ángela Villarreal, de 24 años, se mantiene firme en sus ideas a pesar de la crisis económica que vive el país y de las acusaciones de corrupción y de violación de derechos humanos contra el gobierno de Nicolás Maduro.
Vive en Guatire, una ciudad a 45 minutos de Caracas, con sus padres, de clase media profesional. Su mamá es chavista; su papá no. Está a punto de terminar Sociología en la Universidad, es miembro del partido gobernante PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela) y trabaja en una institución pública.
¿Está en crisis el chavismo?
“Siento que el verdadero enemigo del chavismo es el propio chavismo. No tenemos a alguien que se pueda organizar electoralmente para contrarrestarnos. Siento que si la salida al problema que hay ahorita es electoral, saldríamos airosos, incluso si ellos ponen las normas y cambian las autoridades del CNE (Consejo Nacional Electoral). Yo lo aceptaría. Sí creo que ganaríamos incluso en una elección abierta con todos los candidatos y partidos. Internacionalmente muchos no entienden eso.
Les costaría organizar el descontento de su gente y capitalizarlo. Y los chavistas somos más cuadrito cerrado, vamos todos en fila. Escogemos un candidato y ese es. Las elecciones se ganan con organización y yo te garantizo que llamo a una chama (chica) como yo en cada municipio del país. Eso no sé si lo tiene la oposición.
El chavismo transformó culturalmente la sociedad venezolana. No estoy para debatir si fue para bien o para mal. Estos señores (de la oposición) no entienden los códigos del país. Con el problema de inflación que tenemos, con el problema para adquirir alimentos, medicinas, no se justifica que llames a una marcha y a desconocer al presidente y que tú puedas salir a la calle porque el país está tranquilo y que a la mayoría de la gente no le llegue (el mensaje)”.
¿Cómo vive el chavismo actualmente en Venezuela?
“Hay mucha frustración. Mucha gente le ha dado la espalda al chavismo. Más que adeptos, el chavismo ha perdido emoción. Hay gente que dice: ‘Soy chavista, pero me da pena decirlo’.
El fenómeno migratorio, el montón de gente que se está yendo, puede ser una respuesta a eso. Gente que ya no cree en el chavismo y se siente defraudada, pero más que en contra, decide que ya no le importa nada y se va del país triste. Lo dejo todo y lo pierdo todo”.
¿Por qué siguen habiendo chavistas?
“Siento que es gente como yo, gente que me respeta. Puedo colgar en mi blog cualquier cosa y no me atacan por eso. Más allá de los conflictos y problemas nosotros tenemos un sueño, una idea clara de país.
Y me considero de izquierdas. No de una izquierda marxista, socialista. Creo en lo público. Soy de una izquierda muy distinta al chavismo, pero siento que el chavismo es lo que más se parece a mí.
Los conflictos personales por ser chavista
“He tenido miembros de mi familia que me han deseado la muerte porque dicen que apoyo a una dictadura. Yo no soy marginal, bruta, fea ni enchufada, como dicen de los chavistas.
En la universidad fue muy duro. No tengo problema con alguien que me adversa con ideas, pero me molesta la violencia. ¿Por qué no nos podemos entender?”
¿Cómo crees que va a terminar esta situación?
“No sé si soy soberbia, pero creo que nada grave va a pasar. La izquierda latinoamericana tiene un fetiche con la invasión norteamericana. Todo el mundo cree que lo van a invadir.
Creo que los gringos tienen intereses acá, están jugando una carta muy importante, presionando mucho, pero en Venezuela no hay odios profundos como en Siria, en Libia, los sunitas y los chiitas.
No nos estamos matando. Hay mucha intolerancia. Antes no había tanta, pero no nos estamos matando ni va a pasar en un futuro próximo. La salida debe ser electoral”.
Información: BBC Mundo