El marine de EEUU que se volvió narco en México usando su entrenamiento militar
Un respetado comandante de la Policía mexicana que había arrestado a narcos de alto calibre –incluyendo al jefe del cartel de los Caballeros Templarios, Servando ‘La Tuta’ Gómez Martínez–se reunió el 1 de noviembre de 2016 con el fugitivo que era objetivo de una investigación de la Administración para el Control de Drogas (DEA).
Se trataba de Ángel Domínguez Ramírez Jr, un veterano de la Infantería de Marina de EEUU que se convirtió en todo un capo en México.
En algún lugar de la Ciudad de México, el policía Iván Reyes Arzate le advirtió al exmarine que un agente de la DEA había pedido su colaboración para arrestarlo.
La DEA confiaba en este funcionario, pero fue quien le mostró al fugitivo una foto de vigilancia que le habían tomado en Cancún y la dirección de un departamento donde se ocultaban él y sus cómplices en la capital azteca.
Incluso le dio el nombre de un restaurante hasta donde los habían seguido varias veces, para alertarlo de que las autoridades ya lo tenían en la mira.
Este veterano de la Infantería de Marina logró fundar su propio imperio en el mundo del narco usando su entrenamiento militar, forjando una alianza sin precedentes con varios carteles rivales y entregando sobornos a funcionarios corruptos.
La organización criminal de Domínguez Ramírez supuestamente importó enormes cargamentos de droga desde Perú, Venezuela y Ecuador.
Usando barcos, aviones y camiones de carga los transportó hasta el estado de Chiapas, para luego cruzarlos a EEUU a través de las fronteras de Texas y California.
Los fiscales aseguran que su grupo se denomina ‘Seguimiento 39’, por otro de sus apodos, ‘Zeta 39’, el cual le pusieron cuando fue reclutado por los sanguinarios Zetas.
Su célula, según la Fiscalía, se expandió no solo por trabajar de cerca con los jefes del grupo que lo metió al contrabando de drogas, sino por lograr sociedades impensables con carteles antagónicos: el de Sinaloa, el de Jalisco Nueva Generacion (CJNG), el del Golfo y el clan de los Beltrán Leyva.
A cambio de esos detalles, Domínguez Ramírez se comprometió a entregarle datos para capturar o eliminar a los que eran los líderes del cartel del Golfo en su bastión, Tamaulipas. Quería que en ese estado hubiera socios menos violentos, según la Fiscalía.
Gracias a esa filtración por parte de Reyes, este narco se fue enterando de los detalles de la acusación que se interpuso contra él y su organización en tribunales federales en San Diego y Chicago.