Joven que casi muere ahogado: “Pensé solo entregarme a Dios y dormirme”
Un joven costarricense de apellido Madrigal, relató su experiencia luego de que estuvo a punto de morir ahogado en Playa Grande, Guanacaste.
Madrigal agradeció a Dios por una oportunidad más, y asegura que su vida nunca más volverá a ser igual.
En su carta que se hizo viral en redes sociales, el joven pide a todas las personas que agradezcan a Dios todos los días, y que amen a sus familiares y amigos, ya que nunca se sabe cuando la vida puede acabar.
Esta fue su carta:
Esta foto fue tomada al menos 2 horas antes de que, estoy seguro, la vida me haya dado «la bofetada» más fuerte que pueda recibir, y una segunda oportunidad que me brinda Dios. Espero que lo pueda leer porque necesito y siento que tengo que compartirlo con usted.
Estoy escribiendo esto con lágrimas en mis ojos, sin temor a reconocerlo, un consejo, cuando tengan que llorar, lloren, desahoguénse. Ahora, les cuento la experiencia más fuerte que haya tenido en mi vida, y si salí airoso de esta es porque Dios tiene un propósito para mi vida.
Este sábado 19 de enero me encontraba vacacionando en Guanacaste celebrando mi cumpleaños #30, decidí ingresar al mar de Playa Grande con dos amigos y una amiga mientras que mi prima y otros dos amigos se quedaron en el espacio que tomamos como nuestro durante la estadía en dicha playa.
En un momento dado y sin darnos cuenta (fueron segundos) mi amiga nos indicó que no tocaba la arena, me di cuenta que yo tampoco lo hacía, empecé a empujarla hacia afuera mientras yo también batallaba, uno de mis amigos logró salir pero el mar le impidió volver a ingresar para ayudarnos y el otro trató de ayudarnos a mi y a mi amiga, jamás podía con los 2, seguí dando todo de mí y mi amigo se encargó de mi amiga.
Momentos después quedaba sólo yo en el mar batallando por mi vida, con piernas y brazos a todo lo que me daban mis fuerzas, me hundí algunas veces y tragué agua, y en un par de momentos dije a mí mismo «ya no aguanto» y pensé en simplemente entregarme a Dios y dormirme, ya estaba muy cansado y no podía más y veía a lo lejos, muy a lo lejos a los que esperaban ansiosos que yo lograra salir. El pensar en mi familia, mis amigos y prima que estaban ahí viéndome y esperando a que alguien me ayudara, y otras cosas más que pasaron por mi mente hicieron que de nuevo siguiera en mi lucha, que en ese momento era sólo mía.
Alrededor de 10 o 15 minutos después, para mí una eternidad, llegaron 2 muchachos (ángeles) uno tico y otro extranjero, y con sus tablas lograron toparme, dicen que a la par venía otro muchacho y una muchacha pero no recuerdo bien haberlos visto. Ya fuera del mar pero sin fuerza ni energía, con la respiración alterada, dolor en mi pecho, espalda y cabeza llegó un tercer ángel que estuvo junto a mis amigos animándome, no me dejaba dormirme y me explicaba como respirar mientras me hacían preguntas para ver si estaba consciente y un señor más aparte hacía oración por mi recuperación, según me contaron mi prima y mi amiga.
Tiempo después entre la gente que se reunió a verme y policías llegó la ambulancia y me llevaron a la clínica de Filadelfia en donde me evaluaron, medicaron y me tuvieron en observación por alrededor de 3 o 4 horas conectado a una bolsa de suero y medicamento, estaba deshidratado y contracturado, para así poder regresar junto a mis amigos y prima.
Ayer domingo decidimos no ir a la playa pero seguimos disfrutando y agradeciendo a Dios por esta segunda oportunidad de vida.
Con esto quiero decirles, aunque dicen que nadie aprende por cabeza ajena, que aunque sea una persona que a partir de mi experiencia sea más precavido con el mar, le diga a las personas que aman que las aman, y que agradezcan a Dios por sus valiosas vidas estaré más que satisfecho.
Me gustaría por supuesto volver a ver a los 4 muchachos que me sacaron, al señor que estuvo orando mientras me sacaban, el muchacho que fue por su botellón de agua para lavarme la arena y que luego también me manguereó antes de subirme a la ambulancia, y al señor que nunca se apartó de mí hasta que me llevaron a la clínica, lo único que sé es que este señor es de Tibás, lo único que veo viable para encontrarlo y agradecerle tanto es compartiendo esto o si alguno escucha algún comentario de esto que pasó tal vez por ahí le pueda llegar.
Después de esto lo que les puedo asegurar es que no volveré a ser el Pablo de antes. Esta situación cambió mi vida por completo. Gracias Dios por mí vida y por la de usted que leyó esto acerca de «la bofetada más fuerte que me dio la vida»